domingo, junio 24, 2007

Soneto metapoético I: La metáfora

Ejemplo: La mujer renacentista.
–¡Cuánta razón, sabios de Alejandría,
con aquello de «Nada en demasía»!–
Así la vieron poetas y artistas:

Rizos dorados, ojos de amatista,
sonrisa de perlas que relucía,
tez de terciopelo ella tenía,
tan blanca es su piel que ciega la vista;

pétalos los labios, a Venus reta;
camina altiva y parece distante,
rubor en mejillas pues es discreta.

Su cuello largo es de cisne elegante.
Y pese a todo se muestra coqueta,

¡¿habrase visto engendro semejante?!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola tocaya!

Está bien en que empieces el verano escribiendo poemas. Este poema está muy bien, ya que te veo más suelta...

Ya pasa a que lo tuyo es tanto la prosa como el verso, ya que no está tan mal como los anteriores y me alegro tener una amiga escritora.

Sigue así y cuando pasen unos años, podrías sacar algún libro de lo bien que escribes...

FELICIDADES por tu buen hacer. Besos, desde Málaga.

Rocío dijo...

¡Hola!
Sí que te has dado prisa en contestar. Así da gusto... :)

Anónimo dijo...

La idea es buena y la rima también, pero algunos versos están mal acentuados prosódicamente y el 6º es un decasílabo.
De todas formas, tienes mucho que aportar. Debes sacar todo tu potencial, que se intuye grande. Vas por buen camino.
¡Ánimo!