viernes, octubre 11, 2013

Légamo

Me da miedo el agua. Sobre todo si es oscura, turbia. No saber lo que hay debajo me causa una inquietud de algas y erizos. Una agitación de pececillos plateados. De anguilas retorciéndose y enroscándose en torno a sí mismas. O de morenas, con sus caras de señora mayor.


Desconocer la profundidad. Ignorar si mis pies tocarán un lecho suave y arenoso. Si pisaré las aristas rocosas cubiertas de actinias; y un ser viscoso y furtivo rozará mi tobillo. Si me hundiré eternamente sin llegar a tocar fondo.

2 comentarios:

Justo PS dijo...

Vaya, qué buena noticia. Vuelves a esta parcela de la escritura. Un placer reencontrate.

Rocío dijo...

Hola Justo. Sí, he vuelto. Es que el trabajo académico resta mucha inspiración. :-)