jueves, abril 27, 2006

La mesa de IKEA

Ayer me compré una mesa en IKEA. Es una de esas mesas pequeñas, de color azul, 45x45x35 cm., muy fáciles de montar y que te puedes llevar cómodamente por el módico precio de 9,95 euros.
En el paquete ponía que pesaba 5 kilos. Cuando la cogí –ingenuamente feliz– me dije: «¡esto no pesa ni medio kilo!». Evidentemente, eso fue antes de pasearla en cercanías, desde Alcorcón hasta Madrid, pasando por Méndez Álvaro para comprar un billete de autobús, y andando desde Pirámides hasta Puerta de Toledo. Entonces ya no pesaba cinco kilos, sino cinco toneladas.
Ahora entiendo por qué, al pagar la compra, la cajera te pregunta sonriente cuál es tu código postal: así se lo pasarán en grande pensando hasta dónde tendrán que arrastrar los infelices clientes sus nuevos muebles. Diversión garantizada.
Al menos, el montaje es fácil. Cuestión de dos minutos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jeje, ¡pobrecita! Te imagino "arrastrando" esa mesita por medio Marid y me canso hasta yo... Gracias por la advertencia (ahora sabemos qué hay que hacer al comprar algo en Ikea) y, si te sirve de consuelo, piensa que ahora tienes una mesa muy bonita y que debes tener mucho más músculo en los brazos (y ni siquiera has pagado un gimnasio, jeje :P).
Besos

Anónimo dijo...

Jajaja, que imaginacion! no se me habria ocurrido nunca una explicacion tan buena a lo del codigo postal.

Le Mosquito dijo...

Ahora entiendo por qué, al pagar la compra, la cajera te pregunta sonriente cuál es tu código postal: así se lo pasarán en grande pensando hasta dónde tendrán que arrastrar los infelices clientes sus nuevos muebles.

¡Ja, ja ja!
Perdona el abuso de comentarios, pero es que estoy desvelado y vine a parar a tu cuaderno -no recuerdo cómo-, y ahora, tampoco, he podido rsistir dar las gracias por estas risas que me han madrugado así, sin quererlo.